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Foto del escritorJulián Baena

La ciudad cosmopolita


Una ciudad de muchos colores, de sabores y olores que se confunden entre sí, de identidades propias y ajenas, de dialectos y acentos, de culturas que no alcanzamos a identificar y que se entremezclan con la propia, de nuevas idiosincrasias, de todos y de nadie, eso es una ciudad cosmopolita.


Lo que conocemos de la ciudad hasta hoy es que está formada por personas que vienen y van, que las han habitado, que han intentado ser ciudadan@s. Y que individualmente han dejado una marca insignificante pero en su colectividad ha tenido la fuerza de dar un carácter particular y único a lo que es el concepto más universal de ciudad.


También sabemos que la ciudad se estructura en pequeñas piezas a manera de clúster que dan forma a colectividades con características propias. Y que en las grandes ciudades esas características y ese estatus de unicidad viene originado por la inmigración y por cómo ésta es capaz de generar las condiciones particulares de los barrios a lo largo de la historia. Y de cómo estos barrios son los creadores y núcleo de las ciudades más cosmopolitas.


A medida que los núcleos urbanos se han consolidado dentro de la estructura social y política de la ciudad y tomando una identidad cultural particular, el concepto de geografía urbana se ha hecho más visible debido a los matices de l@s habitantes que llegan a colonizar ciertos sectores de la ciudad. Es así como cada barrio tiene una historia qué contar siempre asociada con la inmigración y las relaciones que allí se crean y se establecen entre otros grupos de inmigrantes.


La geografía humana hace más diversa y más rica por su aportación cultural y social al concepto universal de ciudad. Del barrio chino de New York a Lavapiés en Madrid, de la Concesión Francesa en Shanghai al Soho de Londres, todos son sectores con una influencia de inmigrantes, barrios únicos que le han dado a las ciudades esa particularidad de ser cosmopolita, de ser en ciudades destino, ciudades donde las artes, gastronomía, cultura, economía no sería lo mismo si no fuera por la inmigración tanto propia (interna) como de otros países.


No ha sido fácil llegar hasta aquí, llevar el título de inmigrante, pero al final todos lo hemos sido, ya sea en nuestra propia ciudad o como turistas en otra ciudad.


La inmigración ha ayudado a desdibujar limites culturales y estigmas sociales y augurando por el sentido de universalidad y pertenencia, pese a que crecen los nacionalismos y el pensamiento rancio de ser un ciudadano original. Es imposible pensar en negar o pretender cambiar la mentalidad del origen de las ciudades, esa utopía espontanea de vida colectiva y proyecto de sociedad universal/global. basado en el intercambio de identidades culturales, económicas, políticas, sociales y humanas.


He sido y soy inmigrante, en Colombia, España, Estados Unidos, China y cuanto país he habitado. En todos he aprendido de otros inmigrantes sobre tolerancia, respeto y cómo se establecen relaciones humanas muy particulares con el entorno y la misma ciudad. Luego me he mudado y a su vez he influido en mi entorno con mis experiencias, enseñanzas y siempre con una manera muy particular de vivir las ciudades. Creo que sólo los inmigrantes podríamos entender eso, lo que es ver el mundo (así como otras ciudades y barrios) con muchos olores, sabores e identidades.




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