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Foto del escritorPascu Fontela

La importancia del buen transporte público


En esta época que nos está tocando vivir, donde casi inconscientemente todos tenemos la precaución de evitar las aglomeraciones, uno de los medios de movilidad más controvertidos es el transporte público. Sin embargo, es innegable la importancia de éste a la hora de garantizar la accesibilidad de todos los estratos sociales, de aumentar la competitividad, el desarrollo comercial y la actividad económica de un municipio, y, por supuesto, su alto valor medioambiental.


Las ventajas que tiene desplazarse en vehículo privado son innegables, pero también crecen sus desventajas. La peatonalización de las ciudades y las medidas, cada vez más comunes, orientadas a disminuir la contaminación pueden convertir un trayecto en coche en una auténtica aventura. Todo esto sin hablar de los temidos atascos y la proliferación de zonas de aparcamiento regulado. Aparte de esto, tener un vehículo propio no está al alcance de todo el mundo. Su precio y el coste de su mantenimiento, además de otros gastos como el combustible consumido en cada desplazamiento y los posibles gastos de aparcamiento, lo convierten cada vez más en un artículo de lujo.


La existencia de una buena red de transporte público tiende a favorecer la equidad social. Podemos decir que disponer de una comunicación fluida y lo más directa posible entre el lugar de trabajo y los espacios de ocio y residencia puede mejorar significativamente nuestra calidad de vida.


La importancia del transporte público en el ámbito económico es enorme, no sólo por el ahorro que puede generar individualmente, también a nivel general. Su influencia en la vida cotidiana de un municipio es fundamental. Las localidades con una buena red de transporte público tienden a aumentar su actividad comercial y empresarial e incluso a favorecer el crecimiento demográfico de estos. Siempre es más atractivo vivir en un sitio muy bien comunicado y eso repercute en el precio de la vivienda. Una vivienda situada cerca de una red de transporte público tiende a incrementar su valor, ya que se utiliza como un activo tácito de ésta a la hora de venderla. Por otra parte, se tiene en cuenta cada vez más a la hora de abrir un negocio el asegurarse que este tiene buen acceso desde la red de transporte público.


Sin embargo, no es suficiente con que un municipio disponga de una red de transporte público. Muchas localidades, sobre todo las de pequeño tamaño, aunque disponen de ella se encuentran con el problema de su frecuencia y horario. Hay lugares donde el autobús pasa cada mucho tiempo, en ocasiones sólo entre semana y hasta una hora muy temprana. Esto genera un fenómeno muy curioso: los habitantes de estos municipios desestiman el transporte público y se decantan por el vehículo propio, y los ayuntamientos y comunidades por su parte, no aumentan su frecuencia y horario porque no hay demanda… la pescadilla que se muerde la cola y que hace que la gente que reside en estos lugares tenga que disponer, casi por obligación, de un vehículo propio.


Y no menos importante es el factor medioambiental. En este aspecto poco que discutir, es innegable que contaminamos bastante menos al desplazarnos y esto contribuye a la calidad de vida en nuestras ciudades.


Estas son razones para que el transporte público siga evolucionando. No es raro ver en el programa de cualquier partido político promesas electorales a este respecto. Además, los avances tecnológicos nos traerán en breve formas de movilidad como los aerotaxis y los transportes autónomos. Todas estas razones harán que, probablemente, en un futuro no muy lejano cada vez será más raro el vehículo privado y sólo dispondremos de él mediante un alquiler o propiedades compartidas.



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